1962
Esperaba cada sábado para verlos en la tele. Un rato antes de las 20.30, iba a mi cuarto y me cambiaba la ropa "de estar en casa" por ropa "de salir". Me apuraba porque no quería perderme nada de lo que pasaba en la pantalla. Bailaba junto con ellos desde que empezaba el programa hasta el último minuto. Me ponía triste cuando se terminaba porque sabía que tendría que esperar toda una semana para volver a verlos. Como uno de ellos era vecino del barrio, mi mamá y mi abuela me lllevaron hasta la casa. Tocamos el timbre y se asomó la mamá.
–Un momentito, nos dijo. Y de inmediato se dio vuelta y lo llamó con un grito por su nombre, que no era el nombre que yo le conocía.
Un instante después apareció, con cara de dormido/cansado/aburrido. Me dedicó una sonrisa y me pellizcó cariñosamente el cachete. Desde entonces, lo detesto.




El club del clan, fragmento de la película.

1967
Su voz me hacía temblar. Sabía todas sus canciones. Tenía todos sus discos. Tanto me gustaba, que mis papás compraron entradas para que fuésemos a verlo al teatro. El era "aquel", él no era nada sin Laura... él se llama Raphael.



Yo soy aquel. Raphael

1972
Moría por ellos. Los seguía a todos lados para ver una y otra vez el mismo bíblico concierto. Desde la primera fila, sufría esa falsa proximidad porque quería estar ahí, arriba del escenario, y ser parte de eso. Me parecía que nada en el mundo podría superar su música y sus letras. Nunca volvió a pasarme con ninguna otra banda. Ellos se quedaron con todo mi fanatismo y mi pasión.


Génesis. Vox Dei

1975
Esa música era light, bailable, romántica, para apretar un rato en la penumbra del club. Pero, sobre todo, para no pensar. Porque era mejor no pensar. Era mucho mejor quedarse en la seguridad de la burbuja, en los fines de semana de rugby, hockey y fiesta. Era mucho más cómodo mantenerse en ese corredor ajeno a la realidad donde todos éramos iguales, con los mismos jeans comprados en la Galería Internacional, con las mismas remeras del pingüino o del cocodrilo. Ellos, todos con las mismas botas; nosotras, con las mismas plataformas de corcho. Para bailar como si nada pasara.



Negra no te vayas de mi lado. Banana

1 comentarios:

Patricia Danna dijo...

Wowww...me gusto todo desde la primera hasta la ultima,pero a pesar de las 4 historias con musica,que fueron un empacho ja!! Quiero más!!!Qe lindo Lau!!!!besos

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