Yo tendría alrededor de quince años cuando Claudia Sánchez y Nono Pugliese recorrían el mundo filmando comerciales para L&M. De todos los lugares maravillosos que mostraban en menos de un minuto, el que me fascinaba era Portofino. 
Una noche, mi papá y yo estábamos mirando televisión. El me vio extasiada frente a las imágenes de esa bahía casi de juguete. 
–¡Ay, papá, cómo me gustaría que fuésemos a Portofino!, suspiré.
–Hija, me respondió con dulzura, no sé si yo alguna vez iré pero estoy seguro de que vos sí vas a ir. Prometeme que cuando estés ahí te vas a acordar de mí y de esta noche. 
Quince años más tarde llegué a Portofino. Por supuesto, en lo primero que pensé fue en mi papá. Recién un rato después, cuando me sequé las lágrimas, pude ver la playa minúscula, los trompe-l'oeil que decoraban las fachadas de los edificios, los barcos descansando en el agua de a ratos verde, de a ratos azul. Sentí el aire limpio en mis mejillas, el encanto de esa ciudad mínima. Caminé un rato por la rambla, perdida entre la gente. 
Volví a Europa varias veces. Nunca quise volver a Portofino.

La foto es una captura del comercial. 
No siempre es posible incluir los videos, pero si quieren verlo, el comercial entero –y todos los demás de la serie– está acá.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Copyright 2010 Historias con canciones
Lunax Free Premium Blogger™ template by Introblogger