Vinieron a conocer mi nueva casa. Ya estaban en medio de la vorágine de preparativos para el casamiento. Con la incertidumbre propia de la cuenta regresiva. Con los nervios que provocan peleas innecesarias. Con ansiedad. Con alegría.
–Tía, me dijo Pablo, ¿nos ayudás a elegir la música para la iglesia?
–Pero mirá que queremos algo que tenga significado para nosotros, se apuró a aclarar Andrea.
Después de un rato de deliberaciones y búsquedas, surgió "la" canción para la entrada. Marcamos cómo debían ser los movimientos, cada paso acompañado por la música. Nos reímos, nos emocionamos y brindamos.
Todavía quedaba el trabajo más difícil: que el cura aprobase la canción.
Hace un par de meses, Andrea entró en la iglesia tal como lo habíamos planificado esa noche.
Bendita tu luz. Juan Luis Guerra y Maná
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