Estar firmemente atados a nuestras raíces nos permite volar alto y lejos porque sabemos que hay un lugar al cual volver, un refugio y un amparo. Ser conscientes de nuestras raíces nos ayuda a desplegar nuestro potencial, a que nuestra vida florezca y se expanda. El orgullo por nuestras raíces es el fino hilo que nos sostiene y nos alimenta.
Cuando olvidamos nuestro origen, perdemos el rumbo. Nos desorientamos, nos distraemos, nos traicionamos.
Esta escena y este tema de Cinema Paradiso siempre me devuelven al lugar y al tiempo en los cuales se forjó mi identidad; a esas cosas mínimas que sólo parecen tener sentido para mí; a un llanto que pinta el alma de alegría y esperanza. Es un espejo en el cual puedo mirarme y, sin ninguna duda, agradecer ser quien soy y venir de donde vengo.


Cinema Paradiso. Ennio Morricone

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