Segunda mitad de la decada del 80. Yo todavía soñaba. Hablaba de amor. Creía en la eternidad como sólo pueden creer en ella los muy jóvenes, los que no piensan que la esperanza es una forma de vida ni la fe un principio irrenunciable. Como sólo pueden creer los que no necesitan recurrir ni a la esperanza ni a la fe. Tenía hijos chicos. Apostaba a una vida larga en compañía de quien entonces era mi marido. Fuimos juntos a ver ese concierto. En primera fila. Mientras cantaba, Silvina Garré se acercó al borde del escenario y, de alguna manera, sentimos que soltaba su voz en esta canción sólo para nosotros.
Pasaron muchos años. Pasaron tantas cosas. Tanto tiempo y tantas cosas para descubrir que el dueño de la ilusión no es el ilusionista sino el que, al otorgarle estatuto de verdad, se transforma en protagonista de la magia. 


Canción del pinar. Silvina Garré

2 comentarios:

cristina dijo...

Qué lindo Laura!!!!!deben ser hermosos recuerdos,como hermosa es la canción!!!!!!
besitos

cristina dijo...

bellísimo!!!!!!!!!!!!! cris

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