Cuba es para mí:
La alegría de su gente que se impone a la tristeza.
Un largo lagarto verde.
La salsa y el son.
La esperanza en la Revolución que me transmitieron mis padres. Y también la decepción.
Un bloqueo injusto que transformó a la isla en un prisionero que ha quedado olvidado en una cárcel abandonada.
Tres tristes tigres.
Un paraíso con playa y sol.
La mirada bondadosa de Ibrahím Ferrer y el eterno habano del Compay Segundo.
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