Generalmente, uno no cree que algunos años fueron dorados hasta que el tiempo opaca el brillo, hasta que la mirada se ablanda y se pone benévola con el pasado. Generalmente uno recuerda y se enamora del recuerdo. Generalmente, uno piensa en lo feliz que podría haber sido en ese tiempo con la sabiduría que tiene hoy. La juventud es grandiosa cuando ya la hemos pasado.
Yo amaba esta canción. La tenía en un disco simple –una antigüedad– que ponía una y otra vez en mi Discofonic Toca-Toca –otra antigüedad–, una especie de caja/bolso con una correa larga que devoraba pilas A y que sonaba como el @&*#. El aparato en cuestión, de color gris, era el colmo de la innovación y la portabilidad aunque parecía un catafalco tosco y pesaba una tonelada. Además, había que cargar con los disquitos... ¡Quién hubiese imaginado entonces que la música estaría en los teléfonos, que los teléfonos podrían llevarse en el bolsillo y que nuestras vidas serían tan pero tan portátiles!


Never marry a railroad man. The shocking blue

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